A Whiter Shade of Pale: Cuando el culto es tan pálido que no existe blanco que lo iguale.
Cuando yo nací, Keith Reid se encontraba en una party londinense y observó a una chica lánguida en una esquina del salón. De repente, a esta muchacha se le acercó un tipo y le dijo: "Estás más pálida que el blanco". A Reid se le quedó esta frase grabada a fuego en la mente. Así comienza la creación de una de las canciones más hipnóticas de la historia de la música, del grupo Procol Harum, fundado en 1967.
Se dice que John Lenon la escuchaba una y otra vez, estaba obsesionado con este tema, y entiendo el porqué, seguramente debido a que sus Beatles nunca fueron capaces de desprenderse de una inocencia iniciática de la que nada queda en "A Whiter Sade of Pale", una canción con una letra enigmática, influida por los libros y no por las drogas, ni por los prolegómenos del movimiento del 68, con una composición melódica lírica intachable y emotiva, despojada de cualquier infantilismo, una estructura armónica menor, descendente, sin las absurdas asperezas de los acordes mayores cerrando finales y un contrapunto que anuncia el rock progresivo, con estridencias controladas en los platos y rides, en toda la conducción de la batería que acompaña y arregla la voz de forma magistral.
Hay quien le resta méritos por aquello del aria de Bach, pero aquello solo fue una chispa en el talento de Gary Brooker, recientemente fallecido, la que necesitó para encender una eclosión acústica en base a un órgano Hammond que lleva el peso arreglístico y unas guitarras gruesas de sound blues, pero sin la monótona armonía del blues, que ambientan la atmósfera.
Decía Miró que: "El arte está en decadencia desde la era de las cavernas" y desde luego el rock progresivo también decayó desde su génesis puesto que nada posterior volvió a igualar a la obra maestra de Procol Harum.
Reconozco que esta pieza no me influyó demasiado en mis comienzos, para un tecno-poper, que también adoraba lo cool y el jazz, en definitiva, lo depurado y elegante, la música de los 60 y 70 eran anatemas, siempre desde el respeto, pero desde 2014, cuando retomé mis trabajos musicales, y ante la insolvencia de la música del siglo XXI, eché la mirada atrás, muy atrás, y allí estaba, "A Whiter Shade of Pale" para enriquecer mi estilo, pero sobre todo para darme una lección de vida y de emociones.